9/7/13

Juicio por jurado: definición

Por Argentina sin Juicios por Jurado

Definición nominal del jurado (diccionario en inglés)

Quienes por primera vez se interiorizan en el tema del juicio por jurados, se preguntan: ¿qué es el juicio por jurados? ¿en qué consiste? Es decir, procuran obtener una definición de lo que es este polémico sistema de juzgamiento.

Al juicio por jurados, en materia penal, tradicionalmente se lo define como el sistema de juzgamiento penal llevado a cabo por un conjunto de personas sorteadas entre la población.

Se trata de una descripción ajustada del fenómeno, pero absolutamente acrítica. Como definición para la Wikipedia es útil, pero no nos ofrece nada de interés.

Más ilustrativas son las definiciones más incisivas de ciertos pensadores, porque ellas revelan lo más relevante del juicio por jurados: que al dejarse la labor de juzgar en manos de personas sin conocimiento alguno sobre la ciencia penal y sin ninguna experiencia en los estrados judiciales, son enormemente propensos al error judicial.

Ambroce Bierce nos dice que el jurado es un cierto número de personas designadas para ayudar a los abogados a impedir que la ley degenere en justicia.

Esta definición del jurado pone de relevancia uno de los caracteres principales de este desaconsejable y perverso sistema de juzgamiento: que en el juicio por jurados la justicia del caso no juega ningún papel.

La función del fiscal no es la de procurar la justicia del caso, sino la de acusar. Su misión es la de lograr la condena del acusado (de otro modo no hubiera llegado a la instancia de enjuiciarlo). La función del abogado defensor tampoco es la de arribar a la justicia del caso, sino que su cliente sea declarado "no culpable" (es lo que le dará satisfacción, prestigio y mayores ingresos).

¿El jurado popular puede garantizar la justicia? Difícilmente, por una sencilla razón: ¡el jurado es seleccionado por el fiscal y el defensor! Cuando el defensor y el fiscal "seleccionan" al jurado, lo que pretenden no es justicia, sino ganar el caso. No eligen buenos jueces: eligen las personas que estiman más inclinadas a brindarles el veredicto que buscan. ¿Y la justicia? Bien, gracias…

Un grupo de personas sin conocimientos sobre derecho penal y sin experiencia en la tarea de juzgar, se encuentran en condiciones poco propicias para juzgar. Es irrazonable pedirles que juzguen sobre la justicia de cada caso, porque la desconocen. A lo sumo, lo único que podrán lograr es determinar qué abogado les resulta más convincente.

Es precisamente por lo expuesto que Garland Pollard define al jurado como doce hombres escogidos para juzgar cuál es el mejor abogado.

¡Qué triste para cualquier sociedad que se precie de civilizada!


Los jurados examinan los abogados, y no la prueba

La subversión de la tarea de juzgar es palmaria. En vez de colocar el juzgamiento en manos de personas capacitadas y experimentadas, se lo coloca en manos de personas seguramente muy idóneas para realizar las tareas a las que se dedican a diario, pero que no tienen conocimiento alguno, preparación o experiencia en los temas tocantes a la justicia.

El derecho penal es una ciencia muy sofisticada. Tanto como cualquier otra. Por eso el juicio por jurados es exactamente igual que poner las intervenciones quirúrgicas o los diagnósticos médicos en manos de un jurado sorteado en el padrón electoral. A los jurados se los obliga ha realizar una función para la cual no se encuentra capacitados.

No por nada el Dr. Julio César Strassera sentenció: el juicio por jurados es curanderismo jurídico.

Más claro… ¡imposible!

Alguien dirá: “la justicia del caso está garantizada por los fundamentos del fallo. Pero allí es donde se alza el obstáculo más importante para la justicia: los jurados condenan y absuelven sin decir por qué. Nadie nunca puede saber si han juzgado bien o mal, porque nunca expresan por qué juzgan como lo hacen.

¡Es el crimen perfecto! Si se asesina a la justicia, nadie jamás podrá saberlo porque el jurado no explica por qué condena o absuelve. Hay que tener fe en que el jurado nunca se equivoca. Se trata de ¡creer o reventar! Es por eso que he denunciado que con el juicio por jurados se pone la justicia penal en manos de 12 déspotas.

Entonces, válidamente podríamos definir al juicio por jurados es arbitrariedad, arbitrariedad, arbitrariedad… y así hasta doce veces.

No hay más que fijarse que si doce personas se juntan en un café y juzgan a una persona de modo absurdo, diremos que son unos diletantes. Pero si esos mismos doce forman parte de un jurado… ¡Oh sorpresa! ¡Son la viva encarnación de la justicia!

Mucha razón tiene Mark Twain cuando nos alerta: el jurado es la institución más ingeniosa e infalible para derrotar a la justicia que la sabiduría humana ha podido inventar.

La mejor definición de juicio por jurado creo que sería: un linchamiento público con formalidades legales. ¡Ojalá algún día la Real Academia Española haga suya esta definición! O mejor aún: ¡Ojalá que algún día desaparezca la definición del juicio por jurados junto con su abolición en todo el mundo, por ser el sistema de juzgamiento penal más oscurantista, retrógrado, despótico y antidemocrático!

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