1/10/15

No importa que el jurado absuelva o condene: igual habrá fracasado

Por Argentina sin Juicios por Jurado

Primer jurado de la provincia de Buenos Aires (que absolvió sin dar fundamentos)

La corriente del punitivismo irracional” está siempre a la espera de que el jurado condene al imputado. Los promotores del abolicionismo irresponsable”, en la otra vereda, se congratula cada vez que el jurado absuelve. Ello ha suscitado que muchos se pregunten: ¿los veredictos del jurado en la provincia de Buenos Aires serán mayormente condenatorios o absolutorios?

Lo natural sería que los veredictos del jurado sean mayormente absolutorios (de “no culpabilidad”) porque la ley ha discriminado a las víctimas y es siempre el acusado ―y sólo el acusado― quien elige si será juzgado por un tribunal de jurados o un tribunal de jueces letrados. Lógicamente el imputado elegirá ser juzgado por un jurado toda vez que crea que es una estrategia que le conviene (porque espera conmover o manipular al jurado para que no lo condene). Es por esta razón, que el juicio por jurados se ha concebido en la ley procesal bonaerense como una suerte de lotería a favor de la impunidad.

Esta apreciación es avalada por la estadística preliminar existente al día de la fecha 
(14 absoluciones contra 10 condenas), que indica que en la provincia de Buenos Aires la mayoría de los veredictos de los jurados populares han sido absolutorios. Estadística que puede variar, naturalmente, si los encausados equivocan su estrategia defensista y eligen ser juzgados por jurados pensando erróneamente que les habrá de convenir o que, perdido por perdido escojan el jurado porque 
como todos sabemos es menos predecible que el tribunal letrado (y cada tanto emite veredictos inverosímiles).

Pero lo que nunca hay que perder de vista es que lo importante no es cuál sea el veredicto, sino que el veredicto sea justo. No es que el jurado siempre deba condenar (como reclama el 
punitivismo irracional”) o que siempre deba absolver (como festeja el abolicionismo irresponsable”). Ambas posturas son absurdas e insensatas. Es absolutamente irrelevante si el jurado condena más de lo que absuelve, o si absuelve más de lo que condena. Sea que el jurado condene o absuelva, lo único importante es saber si juzga rectamente.

El jurado debe condenar o absolver según sea lo correcto en cada caso. Si tenía que absolver y condena, será una catástrofe, al igual que si tenía que condenar pero absuelve. Y aquí está el gran problema: como el jurado no fundamenta nada, nunca sabremos si su veredicto ha sido o no como debía ser.

El juicio por jurados es un sistema de juzgamiento absolutamente fracasado. Pero su fracaso no depende de si el jurado condena o absuelve. Sea que condene o absuelva, el juicio por jurados nunca dejará de ser un fracaso para la administración de justicia, porque jamás podremos saber ―por falta de fundamentación― lo único verdaderamente importante: si el jurado condenó o absolvió con justicia.