9/7/13

Jurado popular en España

Por Argentina sin Juicios por Jurado

El ordenamiento jurídico español ha tenido la desgracia de empeñarse con el instituto del jurado popular. La invasión cultural norteamericana, a través de los filmes de Hollywood, logró en España la implantación de los jurados populares. El resultado salta a la vista en las constantes y reiteradas crónicas de injusticia e irracionalidad que refleja la prensa de ese país.

Reparto de la versión española (1973) del filme norteamericano "12 hombres sin piedad"

En España el fracaso del juicio por jurado no pudo ser más dramático, siendo todos los informes extremadamente críticos.

En menos de diez años de aprobada la ley de juicio por jurado, ya era una institución avocada a su desaparición. No es para menos, teniendo en cuenta la cantidad de horrores judiciales que dieron origen.

El más célebre de todos los errores judiciales ha sido el caso Wanninkhof, en el que una mujer (Dolores Vázquez) fue injustamente condenada de matar a Rocío Wanninkhof (hija de su ex-pareja Alicia Hornos) sobre la base de ninguna prueba, debido al clamor popular existente y el circo que los medios de comunicación montaron alrededor del caso (luego fue atrapado el verdadero autor: Tony Alexander King). Ha sido una verdadera vergüenza para la tan prestigiosa justicia española y la más cruda demostración de la absoluta incapacidad de los jurados populares para juzgar rectamente.


Pero los casos se multiplican:
el
caso José María D. S.,
el
caso del Magrebí,
el
caso de Daniel Peña,
el
caso del crimen del Carvi,
el
caso del crimen de Tafalla,
el
caso Piñeiro Rial,
el
caso del crimen del séptimo piso, etcétera.

Tan lamentable ha sido el desempeño de los jurado en España que cotizan en baja, carecen de credibilidad, son objeto de duras críticas y permanentemente son puestos en tela de juicio.

El juicio por jurado ha sido rechazado incluso por miembros del jurado. Actualmente se celebran cada vez menos y legislativamente se procura limitar al máximo su aplicación (paso previo a su eliminación).

El prestigio de la justicia penal española está avalado por la sólida y sostenida labor de sus tribunales letrados y de sus excelentes juristas.

La inmensa fama del derecho penal español se sostiene en nombres como el de Luis Jiménez de Asúa, César Camargo Hernández, Juan del Rosal, José Cerezo Mir, Eugenio Cuello Calón, Enrique Bacigalupo, José María Rodríguez Devesa, Enrique Gimbernat Ordeig, entre otros muchos.

La infamia de los juicios por jurados hace agravio a estos excelsos juristas. Y hace agravio a la brillante ciencia penal española.

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